Esta vez, las bajas temperaturas se adelantaron y, como es habitual en los países con estaciones, es necesario guardar la ropa de verano y sacar la de invierno. De manera similar, el Gobierno se encontró con el frío antes de lo esperado y no logró protegerse a tiempo, como se puede observar en la situación actual del suministro de gas debido a la demora en la descarga de un barco de GNL.
El mercado energético se vio afectado por estas bajas temperaturas y las reacciones fueron inmediatas. El sistema quedó al límite, pero con un aumento en las temperaturas en las últimas horas, la situación pasó de crítica a preocupante.
La radiografía de esta situación sirve para comprender los próximos pasos del Gobierno, que recientemente ha publicado un decreto con el objetivo de reestructurar el sistema de subsidios y sincerar las tarifas en un plazo determinado. En resumen, se busca pasar de un esquema generalizado de compensación a los generadores a otro en el que se beneficie directamente al usuario, permitiendo que los usuarios paguen el costo real de la energía, a excepción de los sectores vulnerables.
El Gobierno es consciente del impacto que esta medida puede tener y ha establecido un período de transición de seis meses, con la posibilidad de otro semestre adicional para implementar un plan más ambicioso en materia energética. Sin embargo, debido a las urgencias presupuestarias, el decreto fue firmado apresuradamente por el presidente Javier Milei poco antes de su viaje a Estados Unidos, donde se reunirá con empresarios tecnológicos globales.
Cuando llega el invierno, aumenta la demanda de gas debido al encendido de calefactores y calderas. Según datos del Ente Nacional de Regulación del Gas (Enargas), los usuarios particulares han consumido 77.6 millones de metros cúbicos de gas diariamente, en comparación a los 42 millones del año pasado.
Ante esta demanda tan alta, se tuvo que recurrir al regasificador de gas en Escobar antes de lo previsto. Este regasificador reemplazó al puerto de Bahía Blanca, que solía llevar a cabo esta tarea.
La decisión de utilizar el regasificador se debe a la mayor inyección de gas gracias a la entrada en servicio del Gasoducto Néstor Kirchner. Este gasoducto ha generado tensiones en el sistema de transporte y suministro de gas, sumado a la caída en la provisión de gas desde Bolivia y la reducción en la entrega de electricidad desde Brasil debido a las inundaciones en el sur del país vecino.
En cuanto al consumo industrial, este ha disminuido en un 27% en comparación al año pasado debido a la decisión del Gobierno de cortar el suministro de gas a los contratos “interrumpibles”. Además, la actividad industrial ha caído en los últimos trimestres.
Otra medida importante es la reducción en la cantidad de gas disponible para las generadoras de energía. Según datos oficiales, se ha registrado un consumo de 23.4 millones de metros cúbicos de gas en comparación a los 41.8 millones necesarios para generar energía, lo que representa una disminución del 44%. Esto se debe a la entrega de gasoil o fuel oil para reemplazar el gas en momentos de alta demanda.
Estos sucesos han generado una gran tensión en el presupuesto del Gobierno, que ha tenido que realizar compras de combustible líquido de forma urgente, lo que no estaba previsto y ha implicado un desembolso de alrededor de 500 millones de dólares en subsidios a la energía.
Ante esta situación, el Gobierno ha publicado el decreto 465 para controlar la demanda de gas y desalentar el consumo, con el objetivo de reducir los subsidios. Se busca establecer un único precio para todos los usuarios en un plazo de un año, determinando quiénes serán los beneficiarios de subsidios en función de los ingresos o de la necesidad climática.
Las bajas temperaturas han generado una situación crítica en el mercado energético y el Gobierno ha tomado medidas para reestructurar el sistema de subsidios y controlar la demanda de gas. La situación actual muestra la necesidad de adaptarse a los cambios climáticos y garantizar un suministro de energía eficiente y sostenible.