Es “oficial” porque: Se enseña desde hace décadas en los diversos niveles de la enseñanza; predomina en los medios masivos de comunicación; está presente, en los discursos y en la iconografía oficial; se yergue en las estatuas de las plazas y denominaciones de calles y localidades. Es “liberal” porque interpreta y valora los acontecimientos históricos desde un enfoque ideológico liberal-conservador; pero se impregna de una concepción elitista y antipopular. En lo cultural, es europeísta y antilatinoamericana. Es “mitrista” porque Bartolomé Mitre fue su principal propulsor junto con Vicente Fidel López.
Esta historia ofrece una visión de nuestro pasado desde la óptica de la oligarquía, integrada por los grandes estancieros y los grandes comerciantes importadores y exportadores de Buenos Aires. Y es también la historia escrita por los Triunfadores “LA HISTORIA ESCRITA POR QUIENES GANAN”. (Ver https://3raposicion.com.ar/2023/10/13/las-corrientes-historiograficas/)
Todos o casi todos descendientes de unitarios y liberales. De esta manera legítima su pasado, haciendo la apología de personajes como Rivadavia (El hombre civil más importante según Mitre) y adjudicándole defectos infernales a sus enemigos, como con Juan Manuel de Rosas (Tirano sangriento y corrupto) apostando a perpetuarse en el futuro. Así exalta a un puñado de hombres pluscuamperfectos entre los cuales se destacan: Bernardino Rivadavia, Domingo Faustino Sarmiento y el propio Bartolomé Mitre. Aparecen también, pero deformados y vaciados de su auténtico contenido: José de San Martín, Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan Bautista Alberdi. La iconografía oficial junta los retratos de unos y otros como si hubiesen compartido proyectos y amistad. No fue así. San Martín y Rivadavia se odiaban. También Moreno era anti-rivadaviano. Y el mismo sentimiento de odio existía entre Mitre y Alberdi. Fueron artífices de una Argentina blanca, europeizada, desvinculada del resto de América latina, construida a través de un proceso resistido por las masas “bárbaras” y sus caudillos, quienes no comprendieron la necesidad del “progreso y la civilización” que permitiría asemejarnos a los grandes países del mundo (el lema de Sarmiento: “civilización o barbarie”). Juan Manuel de Rosas, Juan Facundo Quiroga, José Gervasio Artigas, Angel Vicente Peñaloza y Felipe Varela. Los primeros, pasarán a los cuadernos escolares, con las figuritas recortadas de la revista “Anteojito” y vestirán las paredes de las aulas. Los segundos injuriados -Rosas y Quiroga- despreciados -Artigas-, u ocultados –Felipe Varela-. El pueblo, los caudillos, las “chusmas” resultan el antiprogreso, lo irracional, lo ignorante, lo “democrático” peyorativamente.
Rosas para la “Historia Oficial” es un caudillo ignorante que tiene como antecedente la “inmundicia artiguista”, jefe de bandoleros (los “colorados del monte”) quienes saqueaban poblados, sin dar cuenta a nadie de sus actos; Rosas fue un malvado, un caudillo nómade y sanguinario, señor de horca y cuchillo, de vidas y haciendas, aborrecido por las clases cultas y europeizantes. El pueblo rosista era una “masa informe y grosera, brutales, integradas por gauchos sucios e ignorantes, afrodescendientes atrevidos e insolentes e indios salvajes y violadores de cautivas blancas” El Restaurador es un asesino serial. La Mazorca era una organización represiva con miles de muertos (imaginados por José Mármol o José Rivera Indarte) donde se ofrecían sandias (cabezas de unitarios) o se manchaba con alquitrán o bosta los cabellos de las jóvenes “unitarias”.
Por inspiración de “La Nación” el diario creado por Mitre y de Ricardo Levena, se legitima académicamente a la historia “Oficial” en 1938 al crearse la Academia Nacional de la Historia, integrada en su totalidad por 40 miembros MITRISTAS. Los principales elementos de difusión de esta historia son los Medios de información y la Educación primaria, secundaria y universitaria. Asimismo, “la pedagogía de las estatuas”, es decir el monopolio del mármol y el bronce por parte de los próceres liberales. Asimismo, la nomenclatura catastral: Rivadavia (tiene 120 cuadras, a 4 carteles por cuadra: 480 carteles), Bartolomé Mitre, Sarmiento, Lavalle, Viamonte, Monroe, Riestra, Liniers, etc. Frente al escaso o nulo recordatorio de los luchadores populares.
Fui testigo como la avenida de ingreso a Chascomús se llama “Juan Manuel de Rosas” pero no existe ningún cartel indicador…lo mismo sucede en San Nicolás con la Av. Costanera y en San Miguel del Monte, luego de 20 años recién ahora tiene nomenclatura la Avenida que bordea la laguna.
En CABA por ejemplo entre 1973 y 1976 (último gobierno peronista la calle Monroe, ex presidente de USA fue reemplazada por el nombre del Restaurador y la Dictadura Genocida Videlista le quitó este nombre…recién hoy existe una estación de subterráneo con su nombre…en la ciudad donde Rosas nació).
La Historia Oficial permanece vigente hoy, más allá de ciertos afeites y ciertas concesiones otorgadas por la “Historia Social” de Halperín Donghi y Luis Alberto Romero. El Moreno del librecomercio, el San Martín “santo de la espada”, el Rivadavia “progresista”, el Sarmiento “civilizador” y el Mitre “unificador del país” y “padre de la organización nacional” mantienen sus estatuas.
Prof. Julio R. Otaño
- Abogado, Docente y Profesor de Historia, Director de Museos Históricos en Municipalidad de Gral. San Martín.