La Región Metropolitana de Buenos Ayres (RMBA) es la principal aglomeración urbana de Argentina y una de las más pobladas de América Hispana, con más de 15 millones de habitantes, entre bonaerenses y porteños, sobre un área de 18.380 km², donde la densidad demográfica es de 817 hab/km2. El promedio de la provincia llega a 54 hab/km2 y en la región surera, centro y sur bonaerense, alcanzan los 23 hab/km2. Esta desigual distribución poblacional lleva a que esta región, por sí misma, tenga peso específico para elegir al propio gobernador como al presidente de la nación.
Por otro lado, presenta diversas problemáticas socio-ambientales, como la contaminación, la congestión, la pobreza, la inseguridad y la desigualdad. A lo que se suma el crecimiento de la corrupción política, la violencia social y una alarmante ampliación del narcotráfico.
Dijo una vez Leopoldo Marechal, poeta argentino, que de los laberintos se sale por arriba. Tomando distancias de los problemas, observándolos desde otras aristas, comprendiendo la provincia, distinguiendo entre las ideologías europeas y los saberes del bonaerense y apreciando las características de nuestro pueblo, consideramos que las posibles soluciones inmediatas se relacionan con la “desconurbanización” y el repoblamiento de la región surera bonaerenses observando, como modelos autónomos y autosuficientes, el desarrollo de los kibbutz israelíes y el regionalismo español. No queremos decir que adaptemos su organización a nuestras realidades, en lugar de imitar, se podrá tomar inspiración de sus aspectos comunitarios y de cooperación, adecuándolos a las necesidades y características específicas de la provincia.
La RMBA ha experimentado un crecimiento urbano descontrolado en las últimas décadas, lo que ha llevado a tensiones internas, aumento de la violencia en todas sus expresiones y, lo más preocupante, que nos diferencias con las crisis del pasado, el poder que va adquiriendo el narcotráfico, ellos representan desafíos críticos para la calidad de vida de los bonaerenses y la estabilidad provincial. Ahora, ¿cómo abordamos estos problemas? Planteando tres enfoques integrales que tienen que ver con la descentralización política, el repoblamiento surero y reformas de la política electoral.
La descentralización política implicaría: la creación de regiones administrativas que agrupen a varios municipios con características similares, donde cada región tendría un administrador regional y un consejo regional elegidos por votación popular; transferencia de competencias y recursos del gobierno provincial a estas nuevas entidades regionales, como la educación, la salud, la seguridad (policías comunales y regionales) el transporte, la vivienda y el desarrollo económico. Para ello es fundamental garantizar la participación comunal en este proceso, a través de consultas populares, presupuestos participativos y la creación de consejos vecinales que, incluso, llevarían a fortalecer la capacidad institucional de los gobiernos locales y regionales para que puedan asumir estas nuevas responsabilidades, esto incluiría capacitación para funcionarios públicos, mejora de los sistemas de gestión y aumento de la transparencia.
Estas son solo algunas ideas generales. La descentralización es un proceso complejo que requiere un profundo análisis y una planificación precisa. Es importante tener en cuenta las particularidades de cada región y buscar el equilibrio entre la autonomía local y la cohesión provincial.
La repoblación, desde la desconurbanización, implica la promoción de asentamientos humanos en áreas despobladas, donde la provincia tiene más de 250 pueblos en la categoría de “vacíos” y más de 350 con menos de mil habitantes. Observando el modelo de los kibbutz, se pueden establecer comunidades autosuficientes en estos territorios. Estos asentamientos podrían ofrecer oportunidades económicas, educativas y culturales atractivas para atraer a la población que busca una alternativa a la vida en la RMBA.
Por otro lado, es fundamental revisar el sistema electoral para fomentar la participación de nuevos representantes comprometidos con una reforma a las estructuras políticas y administrativas de la provincia. Una reforma que promueva sistemas electorales más representativos, como la circunscripción uninominal, puede ser un primer paso hacia un cambio significativo. El régimen del “sabanismo”, o listas sábanas, lleva a un alto grado de injustica, puesto que, quienes asumen un cargo político no siempre son los idóneos.
También debemos hacer pie en la Junta Electoral Bonaerense, que debiera ser realmente independiente de las estructuras políticas. Su papel debe centrarse en garantizar, no solo elecciones justas y transparentes, también en no inhabilitar listas por pedido político. Esto podría lograrse mediante la revisión de su composición y sus procedimientos de selección.
Por último, la corrupción, como sabemos, es un obstáculo significativo para la implementación de las propuestas anteriormente mencionadas. Para combatirla, se deben establecer un Tribunal de Cuentas y una Fiscalía de Estado más independientes del poder político, es más, creemos que debieran estar presentes en cada una de las regiones en que se divida la Provincia. Estos organismos deben contar con recursos y autoridad para investigar y sancionar casos de corrupción a nivel regional.
La desconurbanización es un desafío que requiere un enfoque integral. La descentralización y repoblación de las regiones centro y sur bonaerenses, junto con reformas políticas y la lucha contra la corrupción, son componentes clave para abordar tensiones internas, violencia social y narcotráfico. Si se toman medidas audaces y se promueve un compromiso político genuino, es posible lograr un cambio significativo en la configuración urbana de Buenos Ayres, mejorando la calidad de vida de su pueblo y promoviendo un desarrollo más equitativo.
Luis Gotte
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022
Mar del Plata
