“No se toma dimensión de lo que fue Davos. Javier fue al centro del mundo, al centro del error… y les dijo en la cara las nuevas tablas de la ley. Pero nosotros estamos fallando”. Alejandro “Galleguito” Álvarez, “El Profe” para los libertarios, se envalentona frente al micrófono. “Nosotros -sigue- tenemos esta idea de ataque en dispersión… Creo que tenemos que pasar a la siguiente fase”. En la cabecera de la mesa, en el canal de streaming Carajo, Daniel Parisini arenga: “Tenemos que hacer la Agenda 2030 al revés”.
Álvarez es el subsecretario de Políticas Universitarias de Javier Milei. Y Parisini es Gordo Dan, un líder de opinión libertario, de los pioneros. Los dos son jugadores cruciales para la etapa que viene en el Gobierno: la del recrudecimiento de la batalla cultural.
Es una cruzada antiprogresista, antifeminista, anti-woke y “pro familia”. Un movimiento que precede a La Libertad Avanza (LLA) y que encuentra en Milei un vehículo para cambiar lo políticamente correcto. Y, si se puede, conquistar al mundo.
La causa contra Alberto Fernández por violencia de género y las pruebas que refieren a sus golpizas reiteradas a Fabiola Yañez colaboraron con la narrativa libertaria. Milei rápidamente le puso el título de “hipocresía progresista” y sus adláteres atacaron vilmente al movimiento feminista todo.
Las “fuerzas del cielo” se manifestaron esta semana para Milei: le permitieron, no solo tapar problemas de gestión, sino también esconder el escándalo de la visita de los diputados de LLA a los represores en Ezeiza. En Casa Rosada hablan de la bancada oficialista como un grupo de ingobernables sin criterio. El hecho complicó al Gobierno, que siempre encuentra dificultad para trazar una frontera clara entre la reivindicación de la derecha y la simpatía por la última dictadura.
Pese a no tener un banco dirigencial experimentado, el Gobierno quiere ponerle nafta a la máquina cultural. En los próximos días, se hará oficial el pase de la secretaría de Cultura, a cargo de Leonardo Ciffelli, del Ministerio de Capital Humano a la órbita de la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei. Sandra Pettovello, en rigor, nunca quiso manejar esa área.
La mudanza tiene dos aristas importantes. La primera es que Cultura tiene elementos muy atractivos para una campaña electoral. Los institutos, los museos y las “casas del Bicentenario” permiten disponer de fondos, hacer nombramientos en las provincias y viajar por el país.
La segunda, es que permite reescribir la historia. La hermana de Milei viene renombrando salones en la Casa Rosada y ahora podrá resignificar a lo largo y ancho del país. “El área de cultura fue importante para el relato kirchnerista. Y ahora lo es para nosotros”, reconoció un colaborador oficial. En las próximas semanas habrá un evento con amplio despliegue: el cambio de nombre del Centro Cultural Kirchner (CCK) por “Palacio Libertad”. La “bajada de cartel” será un acto con toda la pompa.
Reuniones clave
Conectado con el plan mencionado en Carajo, Santiago Caputo tiene un ojo puesto en Educación. El estratega multifacético le comentó a algunos colaboradores que le gustaría que la secretaría educativa se convierta en ministerio. Una idea que entraría en colisión con Pettovello, con quien Caputo tiene una interna evidente.
“El Profe” Álvarez -un peronista que se pintó de violeta- quiere ser el enlace con las juventudes con pensamiento crítico de las universidades. Ya se habla de agrupaciones estudiantiles libertarias en facultades como Economía, Ingeniería y Derecho. El subsecretario de Políticas Universitarias tiene la instrucción de avanzar con un fuerte recorte de gastos y con la “lucha contra el adoctrinamiento progresista”.
Luego de la masiva marcha por la universidad pública, que tomó desprevenida a la Casa Rosada, en el Gobierno quieren contragolpear. Los docentes lanzarán un plan de lucha por el reclamo salarial. En el Gobierno aseguran: “Los estudiantes no van a querer que haya paros. Esta vez vamos a contestar”.
Mientras lleva adelante su cruzada, Álvarez está obligado a hacer un constante equilibrio entre Pettovello y Caputo. Ellos discuten, por caso, qué orientación darle a la nueva Universidad del Delta, un viejo sueño de Sergio Massa que quedó como legado para los libertarios. La ministra de Capital Humano quiere colocar como rector a una figura con trayectoria, pero Caputo insiste con un violeta puro que garantice la orientación ideológica.
Es solo una de las rencillas que enfrentan a Pettovello con Caputo. El motivo de confrontación más relevante está vinculado a lo judicial. La ministra de Capital Humano está convencida de que su confrontación con los movimientos sociales la expondrá a una embestida en los tribunales. Otro sector del Gobierno apunta a que el drama judicial llegará por su desborde en la gestión combinado con la impericia del equipo legal del ministerio, integrado, entre otros, por Leila Gianni.
Pettovello le pidió a Milei protección. Y sospecha que Caputo y su mano derecha para las cuestiones tribunalicias, el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, se la quieren retacear. Según una fuente gubernamental y otra porteña, la ministra de Capital Humano habría estado en contacto, hace unos diez días y lejos de su oficina de Pellegrini y Arenales, con Daniel Angelici, expresidente de Boca, dirigente de la UCR porteña y operador judicial del macrismo. Varias semanas atrás, la titular de Capital Humano había tenido una reunión con Mauricio Macri. Ese es otro motivo de rispidez con Caputo.
La reaparición del expresidente en la escena pública le permitió recuperar centralidad política. Pero Pro y los libertarios no avanzaron un milímetro en aclarar las bases y condiciones de una eventual confluencia. “Lo que necesita Mauricio es reconocimiento. Tenerlo al tanto de la marcha de las cosas, reconocerle que él instaló el cambio en la Argentina”, dijo un dirigente amarillo que conoce bien a Macri.
El Gobierno no le da nada de eso. Y busca instalar que Macri solo quiere cargos. En Pro dicen que el Milei estaba interesado en los equipos que los amarillos ofrecían para el gabinete pero que luego Caputo echó todo por tierra. Agregan que en abril el asesor presidencial se reunió con Guillermo Dietrich y Javier Iguacel, dos exfuncionarios de Cambiemos, y que estos últimos llegaron a armar un equipo de nueve personas para Vialidad Nacional. También pusieron a disposición los pliegos de la licitación que habían armado para la Hidrovía. Pero que luego Caputo no les atendió más el teléfono. El ghosting devino en una demostración de poder en la política.
En Casa Rosada dicen que los exfuncionarios macristas dejaron de mostrar interés cuando supieron que no habría fondos para obras en infraestructura. Luego de ser cruzado por Macri, Caputo esta semana convocó a la Casa Rosada al titular de Pro, Cristian Ritondo. Allí apenas acordaron promover el “respeto mutuo” entre ambas terminales, en pos de avanzar en una confluencia natural. Sin embargo, la sospecha en el macrismo es que la intención de Caputo es “comerle fichas” a Pro y seducir a los dirigentes amarillos, de a uno.
Diego Santilli, que en los comicios del año próximo pone mucho en juego por su rol de armador en 2021, ya habla el idioma libertario. Hace una semana, sin ir más lejos, estuvo reunido con Rodrigo Lugones, socio de Caputo en la consultora Move Group. El “Colorado” es de los que cree que, por supervivencia, el Pro tiene que pintarse de violeta.