¿Es un artefacto cultural o una “insanidad” que debemos erradicar para proteger a los empleados?
En España, la práctica común de trabajar largas horas, especialmente en bares, restaurantes y tiendas, ha desatado un acalorado debate. El gobierno español ha mostrado una fuerte oposición a estas jornadas laborales, que considera poco racionales.
La estructura de la jornada laboral en España, a menudo criticada por los sindicatos, ha vuelto a ser tema de conversación esta semana. Esta discusión ha sido iniciada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien se opone a los horarios partidos comúnmente practicados en el país.
“Es absurdo tener restaurantes abiertos hasta la una de la madrugada. Es una locura continuar extendiendo los horarios hasta Dios sabe qué hora”, expresó la líder de la plataforma de izquierda Sumar, aliada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el gobierno de Pedro Sánchez.
Las diferencias de horarios en España
La ministra, que también es miembro del Partido Comunista y abogada experta en derecho laboral, mantiene esta postura, aunque con algunas aclaraciones. “Es claro que nuestros horarios son muy diferentes a los de Europa”. Sin embargo, “después de las 22:00, las jornadas son nocturnas y, por lo tanto, pueden tener ciertos riesgos para la salud mental de los trabajadores”, mencionó el tercer miembro más importante del gobierno.
La derecha no tardó en lanzar su respuesta. Díaz quiere que todos “se vayan a casa a leer el manifiesto comunista, con una pequeña lámpara y una taza de té”, se burló el secretario general del Partido Popular (PP) en Madrid, Alfonso Serrano.
“España tiene la mejor vida nocturna del mundo, con calles vibrantes y llenas de libertad. Nos quieren puritanos, socialistas, sin alma, sin luz y sin restaurantes”, argumentó la presidenta de la región de Madrid y figura importante del PP, Isabel Díaz Ayuso.
Vida nocturna española: ¿Una bendición o una maldición?
Esta perspectiva es compartida por organizaciones del sector de la gastronomía: “Rechazamos cualquier propuesta que cuestione el estilo de vida español, que nos distingue y nos hace diferentes en el mercado turístico”, indicó la federación de dueños de negocios de ocio y espectáculos “España de noche”.
Según la agencia de estadísticas Eurostat, el número de horas trabajadas semanalmente en España es similar al promedio de los países europeos. Sin embargo, las jornadas laborales están más divididas y terminan más tarde: España es el país de Europa donde más se trabaja después de las 18:00.
“El problema es que las horas de trabajo pueden dispersarse mucho durante el día, con largos descansos al mediodía”, esto no permite que los trabajadores “organicen su vida ni desarrollen áreas personales importantes”, explica a la agencia AFP Miguel Basterra, profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de Alicante. Él asocia esta tendencia al estilo de vida español.
“En España, la gente está acostumbrada a cenar tarde, a menudo a las 22:00, y a tener horarios de ocio aún más tardíos”, lo cual “tiene un efecto dominó” en muchos sectores, incluyendo “el comercio”, que termina cerrando tarde, indica Basterra.
En 2022, Yolanda Díaz encargó un informe a un grupo de 60 expertos, que recomendó compactar las jornadas y cerrar los negocios antes. Pero el tema quedó en el aire debido a las elecciones legislativas de julio de 2023. Ahora Díaz retoma la conversación en medio de un debate sobre la reducción de la semana laboral de 40 a 37 horas y media. Esta propuesta es delicada en un país orgulloso de su vida nocturna.
El presidente de la federación Hostelería de España, José Luis Yzuel, advierte que el riesgo es terminar siendo “más aburridos que los nórdicos, que a las 18:00 ya están en sus casas porque no hay nada abierto”.
Para Basterra, que participó en el informe entregado al gobierno, los bares y restaurantes “responden a una demanda del mercado”, lo que complica la cuestión. Sin embargo, hay mejoras “posibles”, como aplicar mejor “las leyes y los convenios colectivos” en la hostelería, añade el investigador.
