El incesante problema de la violencia en Rosario
En 2023, Rosario volvió a enfrentar un serio problema de violencia. Con un total de 259 asesinatos durante el año pasado, la ciudad mantuvo su reputación como la más violenta en Argentina, con un detalle a destacar: tres de cada cuatro asesinatos fueron llevados a cabo por sicarios de organizaciones criminales relacionadas con el tráfico de drogas.
A pesar de que el número de asesinatos en 2023 fue ligeramente inferior al récord de 288 crímenes del año anterior, la tasa de homicidios de Rosario se encuentra entre las más altas no solo de Argentina, sino también a nivel mundial, comparable con ciudades que poseen una larga historia de crimen organizado.
Comparación con ciudades reconocidas por el crimen organizado
Para ponerlo en perspectiva, Medellín, una ciudad que sufrió una epidemia de violencia extrema relacionada con el narcotráfico en los 80 y principios de los 90, presenta hoy una tasa de 13,9 homicidios cada 100.000 habitantes. Mientras que Rosario cerró el año con una tasa de casi 21 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Medellín consiguió reducir su violencia gracias a una fuerte inversión del Estado en infraestructura y a políticas a largo plazo, que también incluyeron acuerdos con la Oficina de Envigado, la principal estructura criminal que permaneció después de la era de Escobar.
Características de la violencia en Rosario
Rosario presenta una serie de características en su patrón de violencia que indican que la raíz del problema está fuertemente vinculada a actividades mafiosas o criminales organizadas. Según un informe del Observatorio de Seguridad Pública, tres de cada cuatro asesinatos tienen relación con la venta de drogas y otras actividades ilícitas.
Además, el 70% de los crímenes fueron premeditados y la mitad de estos fueron encargados. En este contexto, la figura del sicario ha ganado relevancia en los últimos años, protagonizando muchas de las muertes violentas que, a menudo, se planean desde las cárceles federales y provinciales, donde se alojan líderes y miembros de las bandas criminales.
Una tendencia preocupante en la violencia de Rosario es el aumento de la crueldad en los homicidios. El objetivo ya no se limita a asesinar, sino que también busca transmitir un mensaje que cause pánico y conmoción. Esta forma de crueldad tiene como objetivo consolidar el poder a través de la atención que genera la violencia.
En Rosario los asesinatos tuvieron un mayor impacto territorial en la zona oeste, según señala el informe del Observatorio de Seguridad Pública. Zonas como Ludueña y Empalme Graneros, en el Noroeste; Santa Lucía, en el extremo oeste; y La Tablada, en el sur, se destacan principalmente.
El caso de la banda de Los Monos es un ejemplo flagrante de la utilización de la muerte como un macabro mensaje. En febrero pasado, los integrantes de esta banda utilizaron el cadáver de un artista callejero secuestrado al azar para sembrar el terror.
Violencia sin límites en Rosario
El negocio mafioso ha incorporado el crimen como una herramienta más y ha ido escalando sin control. Aunque con contextos diferentes y con distinta escala, aparecen síntomas de que el problema podría ser aún peor.
Un ejemplo de esto fue la aparición de dos cabezas y dos brazos dentro de una bolsa de basura en un contenedor en la calle Lituania al 5600, en el barrio Saladillo, en el sur de Rosario, en diciembre de 2020. Este acto de despiadada violencia generó pánico no solo entre los vecinos, sino también entre las autoridades políticas.
Las altas tasas de homicidios en Rosario ponen de manifiesto el nivel de violencia de los clanes que resuelven sus conflictos con disparos por el control del negocio de las drogas. Los primeros días del nuevo año mantuvieron una tensa calma entre los clanes que disputan territorios para la venta de drogas. Sin embargo, la estadística de homicidios se abrió con la muerte de una mujer de 31 años que fue apuñalada durante una discusión en la calle con una pareja que, finalmente, quedó detenida.